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lunes, 22 de agosto de 2016

Claudio Arrau - Clair de lune (Claude Debussy)

CLAUDE DEBUSSY (Saint-Germain-en-Laye, France, 22-8-1862 / Paris, France, 25-3-1918): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del compositor francés Claude Debussy, iniciador y máximo representante del llamado impresionismo musical. Sus innovaciones armónicas abrieron el camino a las nuevas tendencias musicales del siglo XX y su obra, con la que demostró la validez de la experimentación como metodo para conseguir nuevas técnicas, fue precursora de la mayor parte de la música moderna. Su originalidad, al no usar las escalas tradicionales, y cromatismo sonoro, lo sitúan entre los músicos más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX. En 1903 fue nombrado Caballero de la Legión de Honor francesa.
Claude Achille Debussy fue el primogénito en una familia de cinco hermanos nacidos en un hogar humilde. Su madre le enseñó a leer, escribir y contar, pues el pequeño no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela. Su padre era un comerciante de porcelanas que tenía todas sus esperanzas puestas en que su hijo fuese marino. El descubrimiento del universo musical, que cambiaría por completo su vida, se debió a su padrino, banquero y coleccionista de arte, que le permitió comenzar a recibir clases con sólo seis años. Claude ya tocaba el piano tan bien a los diez años que fue admitido al primer intento en el Conservatorio de París. Le bastaron un par de años para hacerse con un puñado de medallas que reconocían su mérito con este instrumento. 
En 1879 viajó a Florencia, Venecia, Viena y Moscú como músico privado de la acaudalada aristócrata rusa Nadejda von Meck, mecenas de Tchaikovski. En uno de estos recorridos pudo conocer a Wagner y, durante su estancia en Rusia, se impregnó de la música de varios compositores importantes de la época (Tchaikovski, Borodin, Musorgski), así como del folclore ruso y gitano. Entonces fue que decidió centrarse en su futuro como compositor. La primera obra documentada escrita por él, Madrid (1879), para canto y piano, data de cuando contaba con tan sólo diecisiete años. Le siguió su debut en obras extensas, el conocido Trío para piano en sol mayor (1880), el coro para voces femeninas y orquesta La primavera (1882) o la cantata El gladiador (1883).
El suyo era un talento natural, por lo que, tras terminar sus estudios cuatro años más tarde, se alzó con el codiciado Gran Premio de Roma, que en aquella época era la principal distinción para un compositor francés, por la cantata El hijo pródigo (1884). Sin embargo, en 1887 abandonó su estancia en la Villa Medici romana, que formaba parte del premio, pues Debussy se oponía a las estrictas normas académicas y sus estancia allí le resultaba enojosa. Después compuso el poema lírico La doncella elegida (1888), basado en un texto del poeta inglés D.G. Rossetti, de un gusto prerafaelista muy propio de la época, obra que los académicos calificaron de poco clásica.
En su afán de innovación, se apoyó en la tradición clásico-romántica para buscar alternativas armónicas y formales, buceando en la música de círculos culturales no europeos. En este sentido, la Exposición Universal de París en 1889 tuvo una influencia decisiva en el visionario compositor, a modo de puente para descubrir la música rusa, japonesa y árabe. Incorporar todas estas alternativas en sus sucesivas composiciones se tradujo en imágenes sonoras esféricas y flotantes, que lo convirtieron en uno de los principales representantes del impresionismo, especialmente con sus obras tempranas. De esta etapa son sus dos Arabescas (1890-1891). Asímismo, su regreso a París le había puesto en contacto con los pintores impresionistas y algunos poetas de la época, como Verlaine y Mallarmé, con los que su música tenía una afinidad esencial. Debussy musicó a muchos poetas a lo largo de su carrera; de ello son muestra obras como Cinco poemas de Baudelaire (1890). Su primera gran obra significativa, Preludio a la siesta de un fauno (1891-1894, basada en un poema de Mallarmé, emerge de esta época de influencias estéticas, noctámbula, limitada económicamente y sobrepasada de problemas personales. De 1892 a 1894 datan las creaciones más reveladoras de Debussy, todas para orquesta. El acercamiento a la poesía simbolista le dio el impulso para emprender un innovador camino sonoro -tanto en la forma como en la estructura, la armonía o el timbre-, un recorrido empapado de referencias visuales, similar al que por entonces seguían pintores impresionistas como Monet o Renoir. Uno de los más bellos ejemplos de este impresionismo musical será su composición para piano Pagodas, incluida en su tríptico Estampas (1903). Sin embargo, Debussy siempre rechazó el término impresionista para calificar su obra. El compositor se consideraba a sí mismo realista, capaz de crear «otra realidad» distinta, un lugar sembrado de referencias a la naturaleza y a las emociones. A pesar de su oposición al encasillamiento impresionista, lo cierto es que la madurez musical del compositor francés fue la gran precursora de la música moderna que llegó después. Claude Debussy fue el primero en utilizar la escala tonal completa con éxito y revistió los acordes con un revolucionario tratamiento colorista y efectista. Impregnó así el sonido de una niebla de ensoñación, una atmósfera vaga y fantástica que lo liberaba de las correas formales y las limitaciones armónicas.
Sin embargo, fue la ópera Peleas y Melisande (1902), basada en la obra teatral del poeta belga Maurice de Maeterlinck, la que dio a Debussy el reconocimiento como músico de prestigio. Esta ópera, llevada a escena en numerosas ocasiones, se considera una fusión perfecta entre música y drama. A partir de entonces compuso casi de forma exclusiva obras para piano, como La isla feliz (1904), Imágenes (dos series, 1905 y 1907) o varios preludios, para centrarse en los últimos años de su vida en la música de cámara (sonatas para violín y piano, violonchelo y piano, flauta, viola y arpa). Entre sus últimas obras importantes destacan el poema orquestal El mar (1905), la suite para piano El rincón de los niños (1908), la música  para el ballet El martirio de San Sebastián (1911) o la música para el poema danzado Juegos (1912). Eterno rebelde, cambió la dirección musical de la época que le tocó vivir, rompió las relaciones entre acordes y empezó a guiar la composición por los matices expresivos, el color y el sonido, marcando un antes y un después en la historia de la música europea. Aunque raramente se alejaba de París, su fama creciente le obligó a estancias en Viena y Budapest (1910), Turín (1911), Rusia (1913-14), Holanda y Roma (1914) para la dirección de sus propias composiciones. No ocupó cargos ni buscó jamás puestos estables; careció de discípulos y sí tuvo únicamente amigos, con quienes gustaba de hacer música, conversar y discutir sobre arte y poesía. Ejerció frecuentemente como colaborador musical en diversas revistas, generalmente literarias, y reunió los principales frutos de tal colaboración en el volumen "Monsieur Croche, antidilettante" (1917).
Claude Debussy, que a menudo tuvo una tempestuosa vida sentimental conviviendo sucesivamente con varias mujeres, se casó en 1899 con la modelo Rosalie Texier, con quien no tuvo hijos. En 1904 conoció a Emma Bardac, a la sazón esposa de un banquero, y se enamoró de ella. Ya viviendo con ésta comunicó por carta a Rosalie (sin mencionar a Emma) su intención de divorciarse. Su esposa intentó suicidarse disparándose con una pistola en el pecho, aunque sobrevivió. El subsiguiente escándalo alejó a Debussy de muchos de sus amigos y Bardac fue desposeída de sus propiedades por su familia. No obstante, en 1905 tanto Claude como Emma se divorciaron de sus respectivas parejas y poco después, con ella ya embarazada, marcharon a Inglaterra brevemente. De vuelta en París, nació Claude-Emma, la única hija del compositor (que fallecería de difteria en 1919, un año después que su padre). Finalmente, en 1908, Claude y Emma contrajeron matrimonio, pero un año después se diagnosticó a Debussy un cáncer rectal, del que fue operado en 1915. No pudiendo ya recobrar la plenitud de sus fuerzas físicas, amargado y conmovido profundamente por los desastres de la I Guerra Mundial, el compositor murió en la primavera de 1918 a la edad de 55 años, mientras los alemanes bombardeaban París por tierra y aire. La crítica situación de la ciudad no permitió un funeral público.



La Suite bergamasque para piano de Claude Debussy consta de cuatro movimientos. Aunque fue escrita en 1890 no se publicó hasta 1905, y eso pese a que su autor intentó que no viese la luz, pues creía que esta obra de juventud estaba muy por debajo del nivel de sus composiciones más modernas. Su tercer movimiento, Claro de luna, inspirado en un poema de Verlaine, ha llegado a ser una de las piezas más conocidas del músico francés. En el clip puede ser apreciada en la interpretación grabada del pianista chileno Claudio Arrau.



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