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martes, 10 de marzo de 2015

Sara Montiel - Sus pícaros ojos

SARA MONTIEL (Campo de Criptana, Ciudad Real, España, 10-3-1928 / Madrid, 8-4-2013): IN MEMORIAM

La famosa actriz y cantante Sara Montiel nació tal día como hoy hace 87 años. De imponente belleza sensual y gran fotogenia, se vió convertida en gran estrella internacional a raiz de su protagonismo en El último cuplé y La violetera, películas que batieron records de taquilla. El tango "Fumando espero", que cantaba en la primera, devino su canción más emblemática. Su siguiente filmografía, comunmente en pugna con la censura franquista, la convirtió en el mayor sex symbol español. Aunque rodó su última película a los 45 años, se mantuvo activa en su carrera hasta el final. Entre otros muchos galardones, en 1982 fue reconocida por el gobierno francés con la Orden de las Artes y las Letras, en 1997 recibió la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y en 2010 fue premiada con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

Semblanza biográfica apartir de la página El Criticón:

María Antonia Abad Fernández nació en el seno de una familia humilde dedicada a la agricultura. Su padre se llamaba Isidoro y su madre María Vicenta. Tras la Guerra Civil se trasladaron a Orihuela, en donde Isidoro intentó aminorar su enfermedad asmática. En la población alicantina la familia Abad se dedicó a la venta de vinos. Con la escasez económica de su familia, Antonia acudió poco al colegio en su niñez. Se crió jugando en las calles y cantando, teniendo como modelo a Imperio Argentina. En Madrid ganó un concurso de canto que organizó la productora Cifesa en el Retiro. Gracias a su triunfo pudo estudiar dicción con Anita Martos. Cambiando su nombre por el de Sara Montiel debutó en la gran pantalla con la película Te quiero para mí (1944), dirigida por Ladislao Vajda. El mismo año estrenó Empezó en boda (1944) de Raffaello Matarazzo, título que contaba en su reparto con la presencia de Fernando Fernán Gómez. En los años siguientes participó en Bambú (1945), con Imperio Argentina como protagonista, y Mariona Rebull (1947), ambas de José Luis Sáenz de Heredia, Don Quijote de la Mancha (1948) de Rafael Gil, con Rafael Rivelles y Juan Calvo, y en su película revelación, Locura de amor (1948) de Juan de Orduña, en donde acompañaba a Aurora Bautista (Juana la Loca) y Fernando Rey (Felipe El Hermoso) en el papel de la princesa Aldara. También intervino en La mies es mucha (1948) de José Luis Sáenz de Heredia, de nuevo con Fernán Gómez, y Pequeñeces (1949) de Juan de Orduña, con Aurora Bautista y Jorge Mistral.
Volvió a coincidir con Fernando Fernán Gómez en El Capitán Veneno (1950) de Luis Marquina antes de trasladarse a México aconsejada por el escritor Miguel Mihura, su pigmalión y con quien mantuvo un romance, e invitada por el gobierno del país azteca para participar en las Fiestas de la Primavera. En ese país rodó más de una docena de películas en cuatro años, entre las que figuran Cárcel de mujeres (1951) de Miguel M. Delgado, Necesito dinero (1952) de Miguel Zacarías o Piel canela (1953) de Juan José Ortega. En Hollywood debutó con el western Veracruz (1954) de Robert Aldrich, con el protagonismo de Gary Cooper y Burt Lancaster. Posteriormente fue dirigida por Anthony Mann en Dos pasiones y un amor, melodrama con el tenor Mario Lanza, Joan Fontaine y Vincent Price. Sara se casó con Mann en 1957 y se divorciarían en 1961. Su último film hollywoodense fue el western Yuma (1957) de Samuel Fuller, que coprotagonizó junto a Rod Steiger, interpretando a una india sioux. 
De regreso en España protagonizó El último cuplé (1957) de Juan de Orduña, película inspirada en la vida y canciones de Raquel Meller que, por sorpresa, obtuvo un éxito de público impresionante, inédito en una película española, volviendo a poner de moda un género musical de más de treinta años atrás. El resonante triunfo de la cinta se expandió por todo el mundo y Sara decidió quedarse en Madrid, rodando otra película de temática similar, La violetera (1958) de Luis César Amadori, en la que contó con el italiano Raf  Vallone como galán. Ambos títulos la convirtieron en una de las estrellas más importantes de la historia del cine español y la más exportable hasta entonces. A continuación fue Carmen, la de Ronda (1959) de Tulio Demicheli, versión suavizada de “Carmen” de Merimée, con canciones andaluzas y con Jorge Mistral y Maurice Ronet como protagonistas.
Otras películas protagonizadas por Sara en la década de los 60 son Mi último tango (1960) de Luis César Amadori, musical romántico que volvió a contar con la presencia del francés Maurice Ronet, Pecado de amor (1961) de Luis César Amadori, donde era una ex-cabaretera metida a monja, La reina del Chantecler (1962) de Rafael Gil, melodrama ambientado en la época de la Primera Guerra Mundial, La bella Lola (1962) de Alfonso Balcázar, melodrama inspirado en "La dama de las camelias" de Alejandro Dumas hijo, Noches de Casablanca (1963) de Henri Decoin, melodrama ambientado en la Segunda Guerra Mundial, de nuevo con Maurice Ronet además de Franco Fabrizi, Samba (1965) de Rafael Gil, musical de amoríos en tierras brasileñas con doble papel para la protagonista, La dama de Beirut (1965) de Ladislao Vajda, drama con canciones en el que cae en las redes de una organización que se dedica a la trata de blancas, con Giancarlo Del Duca, uno de sus amantes en la vida real más conocidos, La mujer perdida (1966) de Tulio Demicheli, otro melodrama canoro con la misma pareja. La fórmula repetitiva de estos títulos que, en tramas poco verosímiles, pretendían explotar la belleza y fotogenia de su protagonista, que interpretaba canciones populares en todos ellos, se fue agotando. Tuset Street (1968) de Luis Marquina, rodada en Barcelona, resultó un intento fallido (y para algunos, risible) de aggionar la imagen de la diva manchega, por lo que la productora de Cesáreo González, responsable de la mayoría de los títulos de Sara en los años 60 encomendó al escritor Antonio Gala el guión de Esa mujer (1969) y a Mario Camus su realización, resultando un tremebundo drama en el que la Montiel encarnaba a una monja misionera que, tras ser violada y embarazada, se convierte en cantante famosa.
En los años 70 fue dirigida por Juan Antonio Bardem en Varietés (1971) y se retiró del cine después de protagonizar Cinco almohadas para una noche (1974) de Pedro Lazaga. El encasillamiento en un género melodramático desfasado y su rechazo a participar en el llamado 'cine del destape' la hicieron tomar tal decisión. En adelante Sara se dedicó a actuar en directo en teatros y salas de fiesta y a aparecer en la televisión, además de seguir grabando discos, manteniendo siempre su popularidad.
Después de romper con Anthony Mann, Sara contrajo matrimonio en 1964 con el industrial José Vicente Ramírez Olaya, de quien se separó ese mismo año. Quince años después se casó con el empresario José Tous Barberán, con quien adoptó a sus hijos Thais (nacida en 1979) y Zeus (en 1983). La muerte de Tous en 1992 puso fin al matrimonio. En el año 2000 se publicaron sus memorias, Vivir es un placer, y en 2002 se casó con un admirador cubano llamado Tony Hernández. El enlace se rompió en el año 2005. Al margen de sus matrimonios vivió romances con el citado autor teatral Miguel Mihura, el poeta León Felipe, el científico Severo Ochoa o el actor Giancarlo Viola.
Sara Montiel falleció repentinamente de un fallo cardiaco a los 85 años en su casa del madrileño barrio de Salamanca.



En El último cuplé (1957), la película de mayor éxito de su carrera, Sara Montiel interpretaba, entre otras canciones recuperadas del repertorio de Raquel Meller, Sus pícaros ojos, un tema de Montesinos/Quirós/Alonso, que la estrella manchega volvió a popularizar.

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