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viernes, 10 de octubre de 2014

Lund International Choral Festival 2010 - Triumphal March ("Aida", Giuseppe Verdi)

GIUSEPPE VERDI (Le Roncole, Primer Imperio Francés, 10-10-1813 / Milán, Reino de Italia, 27-1-1901): IN MEMORIAM

«Giuseppe Verdi es uno de los más grandes compositores de ópera, profundamente italiano, autor de páginas musicales inolvidables, de personajes que ya forman parte indisoluble de nuestra cultura, como La traviata, Rigoletto o Aida, meticuloso investigador en su arte, muy exigente, con un sentido crítico fuera de lo común, orgulloso de sus orígenes campesinos pero de carácter vivo e inquieto.
En su larga vida, que abarca casi todo el ottocento, compuso 28 óperas, fue capaz de reinventarse cada vez que fue necesario. Desde una evolución interior, sin rupturas abruptas con el pasado, formando parte del mismo melodrama en música, tan italiano, que va de Monteverdi a Puccini, buscó siempre una perfecta caracterización a través de la expresión dramática y teatral, sea en el canto, en la orquesta, en el texto o en la acción.
Pero vamos con una breve biografía. Fortunino Francesco Giuseppe Verdi nació en Le Roncole, una diminuta localidad cercana a Busseto, en la provincia de Parma, entonces un ducado perteneciente al imperio francés, el 10 de octubre 1813. Su padre, Carlo, poseía una pequeña posada y su madre, Luigia Ottini, era tejedora.
El pequeño Beppino se sintió muy pronto atraído por la música. Ya en su infancia aparecerá un personaje muy importante en su vida, Antonio Barezzi, comerciante y miembro de la Sociedad Filarmónica de Busseto, que no sólo ejercería como mecenas del compositor sino que será una relevante figura de padre. A los 12 años se traslada a casa Barezzi en Busseto, continuando sus estudios musicales con Ferdinand Provesi; a los 19 años intentó entrar en el Conservatorio de Milán, donde no sería admitido, debido a sobrepasar el límite de edad y a su educación musical poco académica, en gran parte autodidacta. Curiosamente, el Conservatorio de Milán hoy lleva su nombre.
Apoyado por Barezzi, se quedaría en Milán continuando su educación musical con clases particulares de Vincenzo Lavigna; allí podría asistir al “gallinero” de la Scala y descubriría su verdadera vocación.
Al finalizar sus estudios vuelve a Busseto, como profesor de música. En 1835 se casa con la hija de su benefactor, Margherita Barezzi, pero Verdi quería volver a Milán, cosa que hizo con la ayuda de su suegro. Al fin, el 17 de noviembre de 1839 Verdi estrenó su primera ópera, Oberto Conte di San Bonifacio, para el Teatro alla Scala, que tuvo un cierto éxito y que le valdría un nuevo contrato del empresario Bartolomeo Merelli para su segunda ópera, una ópera buffa. Entonces sucedería lo impensable, sus dos hijos, la pequeña Virginia y su hermano Icilio habían muerto con poco más de un año de vida en el 38 y el 39 respectivamente y su mujer, Margherita murió en junio de 1840. En ese estado psicológico, Verdi tenía que escribir una ópera cómica. Un giorno di Regno fue un gran fracaso, Verdi sería duramente abucheado y ni siquiera pudo finalizar esa representación del estreno.
Fue la época más dura del maestro, sabemos poco de esa edad oscura que probablemente influyó enormemente en Verdi y lo convertiría en el “pesimista”, como lo llaman algunos.
Lo que sí que se sabe es que el empresario de la Scala, Merelli, le ofreció el libreto de Nabuccodonossor. En 1842, dos años después de la pérdida de su familia, se estrena su tercera ópera, Nabucco, que tuvo un enorme éxito. Verdi tenía sólo 29 años.
El papel de Abigaille lo interpretó Giuseppina Strepponi, famosa soprano, que será compañera de Verdi durante más de 50 años.
Después de su éxito vendrían los “años de galera” como él mismo los definiría, trabajando por encargos y a ritmo de una ópera al año. De esas óperas, muy de tradición italiana, yo destacaría Macbeth, que supone un primer paso enorme hacia el drama musical que Verdi deseaba. Es curioso cómo se quejaba de la intérprete protagonista por no tener una voz áspera y malvada. Donizetti, Rossini y, me atrevería a decir, todos los compositores hasta bien entrado el siglo XX, no habrían siquiera pensado en esa caracterización total de un personaje de ópera.
Desde 1847 pasa largas temporadas en Paris, conociendo bien los trabajos de Meyerbeer, Hàlevy o Gounod.
El gran paso siguiente fue, sin duda, la llamada trilogía popular Rigoletto, Il trovatore y La traviata, en especial la primera.
En 1848 compra Villa Sant’Agata cerca de su tierra natal, donde desde 1851 vivirá casi ininterrumpidamente, preocupándose de ampliar y gestionar sus terrenos y cultivos como el campesino que llevaba dentro.
Las siguientes óperas ya se alejan cada vez más del encorsetamiento del melodrama italiano, Un ballo in maschera, La forza del destino, Don Carlo o Aida, son obras maestras de su propio lenguaje teatral.
Elegido miembro del primer parlamento del Reino de Italia y senador vitalicio desde 1874, Verdi fue un patriota convencido, aunque en la última parte de su vida estuviera algo desilusionado con esa nueva Italia unida.
Después del estreno de Aida y de su Messa da Requiem en 1874, Verdi decide retirarse, tenía 68 años, pero serán su editor Ricordi y Arrigo Boito quienes se ocupen de convencerle de seguir escribiendo. En 1887 se estrena Otello y en 1893 Falstaff, trabajos estos dos últimos que culminan el camino que el compositor ansiaba, representando la cima de su idea teatral.
Verdi dice adiós a los escenarios a los 80 años, retirándose a su amada Villa Sant’Agata. Cuatro años después, en 1897 muere Giuseppina, dejándolo en una amarga soledad.
Pero le queda una obra más por hacer: en 1899 se crea la fundación para la Casa Verdi.
“Delle mie opere, quella che mi piace di più é la Casa che ho fatto costruire a Milano per accogliervi i vecchi artisti di canto non favoriti dalla fortuna, o che non possedettero da giovani la virtù del risparmio. Poveri e cari compagni della mia vita!”
("De mis trabajos, el que más me gusta es la Casa que he hecho construir en Milán para acoger a los viejos artistas de canto no favorecidos por la fortuna, o que no tenían de jóvenes la virtud del ahorro. ¡Pobres y queridos compañeros de mi vida!")
Durante la Navidad de 1901, la salud de Verdi empeora, está en Milán donde suele pasar los últimos inviernos. Por via Manzoni los caballos y las carrozas marchan lentos, hay paja en la calle para amortiguar el ruido de cascos y ruedas… nadie quiere molestar el reposo del maestro… Giuseppe Verdi muere la madrugada del 27 de Enero de 1901 en su habitación de siempre en el primer piso del Grand Hotel de Milan.»

(Copiado de OPERA CROCE E DELIZIA BLOG DE OPERA)



 Marcha de Aida (2º Acto) 

1 comentario:

  1. Brillante Marcha Triunfal que nos hace recordar a un Verdi siempre triunfador y brillante esta publicación de Javi!

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