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martes, 29 de abril de 2014

Konstantin Kavafis (Alejandría, Egipto, 29-4-1863 / Idem, 29-4-1933): In memoriam

LA POESÍA DE LA EXPERIENCIA HOMOSEXUAL

Doble aniversario hoy del nacimiento y muerte del gran poeta griego Konstantin Kavafis, una de las mayores figuras literarias del siglo XX e icono ilustre e influyente de la cultura gay desde los años 60. Autocrítico implacable, muchas veces afectado por su propia heterodoxia, publicó poco durante su vida (nunca un libro, sólo hojas sueltas, y a lo más algún cuadernillo). Rechazaba los valores tradicionales del cristianismo, la ética heterosexual, el nacionalismo y el patriotismo. Creó un estilo personal, conciso, algo solemne y arcaico, mezclado con el griego de su época. En sus versos se integran la historia helenística y bizantina con asuntos contemporáneos. En muchos de sus poemas, su atípica temática homoerótica demoró su aceptación. El escritor inglés Edward Morgan Forster fue el primero en divulgar su obra postumamente en Europa.
Cuando Konstantin Kavafis  nació, el puerto de Alejandría aún era crisol de diversas culturas (egipcia, siria, griega y judía), antes de la 'arabización' de la ciudad, que perdió con ella gran parte del cautivador mundo multicultural presente en la obra del poeta. Konstantin fue el menor de una familia de nueve hermanos. Su padre era comerciante y su madre procedía de una familia noble de Constantinopla. Después de la muerte de su padre (que había perdido su fortuna), acaecida en 1870, su madre se trasladó con la familia a Inglaterra, permaneciendo en Liverpool y Londres de 1872 a 1878. Allí Kavafis estudió y aprendió a la perfección la lengua inglesa, leyendo a Shakespeare, Browning, Wilde y otros. Después, regresó a Alejandría y completó sus estudios. En 1882, debido a los disturbios políticos que acabaron con la ocupación de Egipto por los ingleses, abandonó de nuevo su ciudad natal. La familia se trasladó a Constantinopla y permaneció allí hasta el mes de octubre de 1885. Después, regresó a Alejandría y el poeta solamente abandonó la ciudad con motivo de unos viajes que realizó a París en 1897, a Londres en 1901 y a Atenas en 1903.
A los 29 años entró como becado al Ministerio de Obras Públicas egipcio, en el servicio de riegos, donde iría ascendiendo, siempre con el impedimento de pertenecer a la minoría griega, hasta que en 1922 se retiró como director asistente. Esta gris y poco grata ocupación burocrática le dejaba las tardes libres para sus investigaciones históricas y para escribir poesía y sería su principal fuente de ingresos. Durante cierto tiempo, repartió sus días entre ese empleo, algunas horas como corredor de comercio y las noches de bares y burdeles de Alejandría. Vivió con su madre hasta que ésta murió, en 1899, luego con algunos de sus hermanos, y finalmente en soledad en una especie de exilio interior. Se le reconocen dos amores, y pasajeros, y no vivió acomplejado por su homosexualidad.
Sus primeras publicaciones comenzaron en 1886. Los poemas de esta primera época eran  románticos en su concepción, influídos por los parnasianos y simbolistas franceses. Murallas (1896) es un poema ya completamente kavafiano, donde ofrece la trágica realidad de la vida, el aislamiento del mundo y la soledad existencial. Kavafis renegó de muchas obras que no llegó a publicar. El corpus de los poemas "reconocidos" suman un total de ciento cincuenta y cuatro, todos ellos breves. Sus poemas circularon en pequeñas hojas sueltas y en privado. En 1904, en un pequeño fascículo, publicó catorce poemas y en 1910 los volvió a publicar añadiendo siete más. Desde 1912 publicó hojas sueltas con las que compuso colecciones, ordenándolas cronológicamente o temáticamente.
Sus poemas, según Politis, pertenecen a tres campos diferentes: filosófico, histórico y erótico o sensual. El trasvase de un área a otra es cosa frecuente. De este modo, los poemas históricos servirán de medio de expresión de su erotismo, de su filosofía y de su didactismo.  En algunos de los más famosos  parte de temas históricos o mitológicos, así en Esperando a los bárbaros (1904), que utiliza la caída del Imperio Romano para hablar del cansancio de la civilización, El dios abandona a Antonio (1911), melancólica invitación a asumir los reveses del destino con dignidad, o Ítaca (1911), que usa el viaje de Ulises como metáfora del recorrido de la vida. La lengua empleada ofrece una serie de peculiaridades. Con la mezcla de griego purista y demótico, aunque la base de su lengua sea el demótico, Kavafis se nos aparece como un espíritu selectivo, ecléctico y crítico que aprovecha los rasgos de uno u otro en función de sus conveniencias métricas. Esta mezcla impregna la mayor parte de su producción. Posteriormente, los poemas se encuentran escritos en demótico, excepto algunas palabras y construcciones sabias, en ciertas ocasiones con una clara voluntad de estilo. Kavafis trabajó cuidadosamente hasta el último detalle de todos sus poemas.
Maestro en la presentación de una escena, de un sentimiento intenso, o de una idea (con frecuencia irónica), en versos directos y sin ornamento,  Kavafis, por lo común, elude la expresión emotiva directa, disimula el tono personal y afectivo, todo ello motivado por su especial idiosincrasia altiva y tímida al mismo tiempo. Su poesía da cabida a la melancolía del pasado, al sentimiento de temporalidad, al recuerdo y a la historia. Los placeres sensuales, el amor, el arte, la política, la vejez, la muerte, el tiempo y la nostalgia son constantes en su obra. 
Kavafis perdió la voz cuando fue sometido a una traqueotomía, en 1932, para intentar salvarlo de un cáncer de laringe, que acabó con su vida, meses después, el mismo día que cumplía 70 años.
Desde los años 30, la influencia de Kavafis fue importante no sólo en los jóvenes poetas griegos, sino también en muchos escritores extranjeros y a partir de esa época los estudios críticos sobre su obra se multiplicaron. Un nuevo empuje a ésta tuvo lugar con la publicación del "Cuarteto de Alejandría" (1957-1960) de Lawrence Durrell. En el centenario del nacimiento de Kavafis se publicaron traducciones de sus obras en casi toda Europa.

Le recordamos con respeto y admiración en uno de sus poemas.

RAREZA

Es un viejo. Vencido y fatigado,
roto por la edad y los excesos,
que arrastrando sus pasos atraviesa la calle.
A su casa regresa para esconder allí
su vejez y su miseria, y piensa
en todo lo que aún comparte con él la juventud.
Los jóvenes dicen ahora sus versos.
Sus visiones encienden esos ojos.
Sus cuerpos armoniosos y prietos,
su espíritu, su voluptuosa carne,
aún se conmueven con la expresión que él diera a la belleza.



2 comentarios:

  1. ¡Arriba Kavafis! Gracias por recordármelo otra vez Javi.

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  2. Esto no es una reseña o semblanza de Kavafis, esto es un ensayo minucioso de su estilo y su obra. Brillante!!

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